Adapta las actividades a su entrenamiento principal:
Si te estás preparando para una caminata enérgica, el calentamiento podría incluir una caminata de ritmo más lento.
Para los ejercicios que no incluyen mucha actividad aeróbica, como el yoga o Pilates, los movimientos pequeños, como la inclinación de la pelvis, los giros del cuello y las secuencias gato-vaca ayudarán a aflojar la columna y otras articulaciones.
Para un entrenamiento de levantamiento de pesas, son recomendables los ejercicios de rango de movimiento, tales como rodar los hombros y levantar las rodillas, son apropiados.
Evita los estiramientos estáticos:
Los estiramientos estáticos son aquellos en los que se permanece en una sola posición. Estirar un músculo «frío» de esta manera puede aumentar el riesgo de lesiones por tirones. En su lugar, podemos realizar estiramientos dinámicos, lo que implica moverse continuamente a través de un rango de movimiento. Un ejemplo puede ser hacer grandes círculos de brazos en ambas direcciones. Los estiramientos estáticos los podemos reservar para después del ejercicio, cuando nuestros músculos están calientes y flexibles.
Numerosas investigaciones sobre psicología del deporte indican que las imágenes mentales, sobre todo las de visualización, pueden mejorar el rendimiento. Incluso si no somos deportistas profesionales, podemos tomarnos este tiempo para visualizar cómo será nuestra práctica deportiva y los beneficios que tendrá sobre nuestra salud.
Encontrar el calentamiento perfecto es un proceso individual que solo se puede lograr con la práctica, la experimentación y la experiencia. Lo mejor es calentar de varias maneras, con varias intensidades, hasta encontrar lo que mejor le funcione. Y no olvides consultar con entrenadores expertos que te ayudarán a sacar el máximo
rendimiento.
Recuerde que un calentamiento adecuado puede ayudar a preparar su cuerpo para la actividad física, reducir el riesgo de lesiones y mejorar su rendimiento.

